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El estrés se caracteriza por una activación elevada del sistema nervioso autónomo que mantenido en el tiempo se manifiesta con una merma de todas las funciones cognitivas y un impacto sobre las emociones repercutiendo en el plano personal, familiar, social y laboral de la persona.

El estrés deteriora nuestro metabolismo, eleva nuestra presión sanguínea, destruye los glóbulos blancos, daña la vida sexual, y hace estragos en la mayor parte de las funciones y órganos. Los agentes estresantes de naturaleza masiva, repetitiva o crónica aumentan el riesgo a contraer enfermedades y si ya se padece alguna, el estrés aumenta el riesgo de que las defensas se vean superadas por ella.

Los trabajadores experimentan estrés cuando las exigencias de su trabajo superan la capacidad para hacerles frente. El estrés laboral es un problema de organización y no un defecto personal. Es una de las consecuencias más importantes de un ambiente de trabajo psicosocial deficiente.

El estrés laboral es el segundo problema de salud relacionado con el trabajo más frecuente en Europa después de los trastornos musculo-esqueléticos. Alrededor de la mitad de los trabajadores consideran que es habitual en su lugar de trabajo. Una cosa es un momento puntual de estrés por ejemplo realizar un trabajo bajo presión en un momento dado, sin embargo si los problemas persisten en el tiempo el estrés se cronifica y se convierte en un problema de salud.

Algunos estudios apuntan que entre el 50 y el 60% de las jornadas de trabajo perdidas en Europa tienen como causa el estrés o la exposición a riesgos psicosociales. Los riesgos psicosociales son las consecuencias psicológicas, físicas y sociales negativas que se derivan de deficiencias en el diseño, organización y gestión del trabajo.

Además, por lo general, las bajas relacionadas con el estrés tienden a ser más prolongadas que las derivadas de otras causas, por la comorbilidad de síntomas y trastornos psicológicos asociados.

Según datos de EUROSTAT a lo largo de un período de nueve años el 28 % de los trabajadores europeos afirmó estar expuesto a estrés y riesgos psicosociales que afectaban a su bienestar mental.

Unas condiciones laborales como las que se detallan a continuación pueden comprometer el bienestar físico y emocional:

  • Carga de trabajo excesiva o presión de tiempo.
  • Demandas contradictorias.
  • Falta de claridad respecto a las funciones del trabajador.
  • Comunicación ineficaz entre iguales y superiores.
  • Mala gestión de los cambios en el seno de la organización.

Estos factores impactan en mayor o menor medida en cada uno de nosotros, las relaciones humanas son complejas y en ocasiones se convierten en destructivas si permanecemos en contextos sociales poco saludables, situaciones en las que exista:

  • Falta de apoyo por parte de la dirección o los compañeros de trabajo.
  • Desavenencias en las relaciones interpersonales.
  • Acoso, agresión y violencia.
  • Dificultades a la hora de combinar los compromisos laborales y personales.

A corto plazo este tipo de situaciones puede provocar dolores de cabeza, dolores musculares, dolor de estómago, insomnio, irritabilidad, falta de concentración, y si se prolongan en el tiempo pueden causar ansiedad, depresión, debilitamiento de defensas, enfermedades cardiovasculares etc.

La APA, American Psychological Association o Asociación Americana de Psicología propone una serie de recomendaciones para el trabajador para enfrentarse al estrés laboral. (Fuente: http://www.apa.org/helpcenter/work-stress.aspx).

Identifique sus estresores: Durante una o dos semanas, haga un registro diario sobre las situaciones estresantes que se han dado y cómo ha respondido usted a ellas, anotando toda la información posible. Esta técnica puede ayudarle a identificar patrones de estrés y factores desencadenantes. Si es capaz de identificarlo podrá establecer objeticos de cambio.

Desarrolle respuestas saludables fuera del trabajo: Hay diversos métodos que se pueden llevar a cabo para combatir el estrés: realizar ejercicio, reservar un tiempo para disfrutar de sus aficiones o actividades favoritas, construir hábitos de sueño saludables, etc.

Establezca límites: En la actualidad, con el surgimiento de las nuevas tecnologías es posible trabajar desde cualquier lugar y estar disponible las 24 horas del día, lo que está provocando que se difuminen los límites entre la vida profesional y personal. No permita que esto ocurra, instaure una línea clara en su trabajo.

Tómese un tiempo para “recargarse”: Para evitar los efectos negativos del estrés crónico y el agotamiento todos necesitamos un tiempo para reponernos y volver a nuestro nivel de funcionamiento antes del episodio estresante. Este proceso de recuperación requiere “desconectar” del trabajo, tomando pequeños recesos para descansar de acuerdo con sus necesidades y preferencias. Siempre que sea posible, tómese un tiempo libre para relajarse y descansar.

En numerosas ocasiones, se trata de situaciones estresantes puntuales que no constituyen mayor problema, por ejemplo, realizar una tarea bajo presión dentro de un plazo establecido. Sin embargo, cuando los problemas persisten, el estrés puede cronificarse, comprometiendo seriamente el bienestar físico y emocional de la persona que lo sufre.

Aprenda a relajarse. Técnicas como la meditación, la respiración abdominal, la hipnosis, la relajación muscular progresiva de Jacobson, el entrenamiento autógeno etc. pueden ayudarle a liberarse del estrés y a manejar las emociones obteniendo beneficios en todas las áreas de su vida. Una vez aprenda alguna de dichas técnicas le bastarán unos minutos para logar estados de máxima concentración, relajación mental y bienestar físico.

Hable con su supervisor: Numerosos estudios señalan que los empleados saludables suelen ser más productivos. Este hecho debería incentivar a los empleadores para crear un buen clima laboral que promueva el bienestar de sus trabajadores. Trate de hablar con su supervisor con el fin de elaborar un plan eficaz para gestionar los factores estresantes que ha identificado.

Busque apoyo: Contar con la ayuda de amigos de confianza y miembros de la familia puede mejorar su capacidad para manejar el estrés. Averigüe si su empresa dispone de recursos para controlar el estrés a través de un Programa de Asistencia al Empleado (PAE).

Si bien las pautas anteriores pueden ser eficaces, la APA recomienda acudir a un profesional de la Psicología en casos en los que la persona siga sintiéndose abrumada por el estrés laboral, recordando que los psicólogos son profesionales capacitados para ayudar a manejar mejor el estrés y a adquirir hábitos de comportamiento más saludables.

Desde mi punto de vista apostar por un trabajo saludable supone en primer lugar un cambio en la visión del empresario hacia la búsqueda del riesgo psicosocial “0”.
 
Las recomendaciones citadas anteriormente para los trabajadores deben ser secundarias a un plan principal dentro de la empresa de gestionar los riesgos psicosociales con el fin de eliminar el estrés, mejorar la competitividad, evitar accidentes, aumentar la productividad, mantener un clima social y favorecer la motivación de todos los trabajadores.

Si se tiene como objetivo mejorar una organización o empresa se debe fomentar un entorno de trabajo saludable y estimulante que apoye a los trabajadores, y en el que éstos se sientan motivados para rendir al máximo de sus capacidades. Esto significa la implicación del empresario en la realización de los cambios necesarios para que el trabajador deje de ser víctima del sistema y el mayor perjudicado.

Nada sobre esta tierra puede detener al hombre que posee la correcta actitud mental para lograr su meta.

Thomas Jefferson.

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